Mi vida entra en una bolsa


Todos mis planes a futuro lo incluian a él.

Ni siquiera era mi perro, para empezar. Vivíamos en la misma casa, dormíamos en la misma habitación, pasabamos casi todo el tiempo juntos, pero era la mascota de mi hermana.
La idea era simple: ahorrar lo suficiente para irnos pronto, juntos. Iba a ser una especie de secuestro.
Él me cuidaba y yo intentaba cuidar de él, pero lamentablemente no todo dependía de mi. Me hubiera encantado que fuera así. De hecho, si esto hubiera pasado en mi presencia me dolería menos. O la culpa sería solo mia.
A veces, cuando parecía que nada tenía sentido y la única salida era tirarme de un puente al río para que nunca me encuentren, pensar que él me esperaba hacía que regrese.
Nano tiene que comer, Nano tiene que pasear, Nano no va a tener con quien dormir.
......
Ayer alguien lo dejó salir y no lo vigiló. Minutos despues empezó la busqueda del animal y despues de horas nadie lo encontró. Parece que todos pasamos junto a él y no lo vimos, o no lo quisimos ver.
Toda la mañana de hoy fue más de lo mismo, hasta que la vecina avisó que estaba tirado en ese lugar. Mientras tanto, yo estaba recorriendo barrios periféricos buscandolo sin resultados positivos.
Cuando vuelvo, mi hermana, entre lágrimas y con su collar en la mano me dice que lo encontraron.

Hoy descubrí que mi vida entra en una bolsa, y por fín puedo decir con certeza en que no creo más en Dios. Asi que como consuelo quedan los recuerdos y sus fotos, que no creo poder mirar en mucho tiempo.
Nano ya esta enterrado en el jardín.Tengo que pensar en que planta sembrar sobre él, porque me niego a dejar que se convierta solo en alimento para los microorganismos.
Esperemos que cuando complete su descomposición nutra a un bello arbol.

Y puede que cuando me siente debajo de sus ramas, el duelo de perder a casi un hijo llegue a su final.


La foto corresponde a un transplante que hice ayer, no soy capas de buscar una foto de Nano hoy.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares